jueves, 30 de julio de 2009

ETA, la costumbre de odiar

ETA es más que nunca una mera organización criminal. Lo volvió a demostrar ayer buscando una matanza en Burgos. Su supuesta lucha por la causa vasca es una coartada inverosímil.

El atentado contra Carrero fue un acto más de venganza (en concreto por la muerte de Eustaquio Mendizábal, Txikia) y no una calculada operación contra la continuidad del régimen de Franco, lo mismo que sucedió con el siniestro jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, Melitón Manzanas, muerto para vengar a Txabi Etxebarrieta. Posiblemente, los terroristas fueron los últimos en darse cuenta de la trascendencia del atentado.

La dinámica acción-reacción se dispara y los milis inician un camino sin retorno. La estrategia militar sustituye definitivamente en el seno de ETA a la lógica política.

El salto cualitativo se producirá al año siguiente, cuando ETA asesine a José María Ryan, ingeniero-jefe de la central nuclear de Lemóniz. Es un crimen que modifica el campo de acción y de intenciones: ahora es la lógica del chantaje de corte mafioso -hasta entonces practicada sólo por dinero- que salta la última barrera y convierte a los que a sí mismos se llaman gudaris en una organización criminal pura y dura. Una gran parte de la izquierda abre al fin los ojos y se atreve a mirar la cruda realidad. La imagen de la lucha por los derechos del pueblo vasco se hace añicos.

"¿Cómo voy a apoyar a una HB convertida en payaso de un militarismo de corte fascista? ¿Cómo me voy a identificar con dirigentes que lo único que saben hacer es aplaudir los atentados de ETA y pedir más muertos?". Son palabras del diario de la primera mujer que llegó a la jefatura de ETA: Dolores González Catarain, Yoyes.

A partir de la muerte de Yoyes ya no queda un rastro de piedad en la organización, sólo crueldad, porque toda barrera moral ha sido abolida. Tampoco queda rastro de lucha por la causa vasca que sólo se mantiene como coartada: es la hora del terror. ETA se ha convertido en el enemigo de todos.

Año 1987. Un atentado contra el centro comercial Hipercor causa 21 muertos en Barcelona. No hay ni siquiera selección de objetivos. Es la barbarie.

Toda la opinión pública española, aun la de la izquierda más reticente y salvo las excepciones radicales y antisistema de rigor, aborrece a ETA. Si hasta un momento se creyó que la de ETA era una lucha equivocada por una causa que fue buena en origen, a partir de las evidencias de crueldad, ensañamiento y prácticas mafiosas, la condescendencia se desvanece y la realidad se impone.

Los nacionalismos tienden a inventarse su propia historia: un acto de involución consentido y repetido como un mantra. Ahí está el caldo de cultivo de una educación en el odio, en la negación de la realidad y el rechazo al distinto. Esta visión etnocentrista domina la vida política vasca mientras el caldero bulle bajo el cuidado de quienes se consideran los guardianes del caserío. En el extremo de esa expresión de odio se encuentran ETA y los vivas a ETA, pero ¿quiénes son los verdaderos responsables de la enseñanza y extensión de ese odio? ¿de convertirlo en costumbre?. Demasiada gente en Euskadi se ha acostumbrado a odiar. ¿Qué se puede esperar de generaciones educadas en el odio? No ha habido nación sobre la tierra que se haya hecho grande edificando su identidad sobre el odio. La Arcadia feliz y la costumbre de odiar contienen cada una el germen de la degeneración; juntas, son una bomba de relojería.

La vigorexia va a llegarrrll

Después de contemplar el cuerpo hercúleo de ese hombre con melena treintañera llamado Aznar, necesito cenar fuerte...glups.






lunes, 6 de julio de 2009