miércoles, 17 de enero de 2007

Los perros ladran



Tú que llevas las orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros.
¡Aguántate! Ya debemos estar cerca. Lo que pasa es que ya es muy noche y han de haber apagado la luz en el pueblo. Pero al menos debías de oír si ladran los perros. Haz por oír.

Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo la impresión de que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las piernas se le doblaban en el último esfuerzo. Al llegar al primer tejaván, se recostó sobre el pretil de la acera y soltó el cuerpo, flojo, como si lo hubieran descoyuntado.
Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes ladraban los perros.
—¿Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza.

2 comentarios:

Rafael Llorente Yepes dijo...

Muy buena la foto.

barrilete dijo...

En la medida que vemos crecer a nuestras mascotas y compartimos gratos momentos, nos reconocemos en ellos. Te miran a los ojos y perciben tus emiciones y estados de ánimo, acompañan los mejores y tristes momentos y forman parte de tu existencia. No entindo a quienes los maltratan ¿ Por qué los tienen?.