
Tres glorias fracasadas de las canastas posan alborozadamente cuando aún las lesiones y la decrepitud de los cuerpos no hacían mella.
Ningún logro apreciable. Ningún éxito plausible. Ningún alentador aplauso.
Si acaso algún triple de gancho, algún abrupto derribo de contrarios, o alguna jugada de pizarra que por tan manida resultaba soporífera.
Equipo de borrachos.
Ilusión.
Buenos tiempos.
3 comentarios:
mejor dicho... CUANDO ERAIS VIRGENES!!! Y REYES QUE COÑO Y REYES!!!
Éramos tan virgenes como cigotos.
Cielo Santo !!! Has desempolvado esas fotochungas de nuestro triste pasado deportivo. Nos sentíamos reyes, grandes como mojones de estiercol.
Publicar un comentario