
"Lo que le había dicho era cierto: le gustaban las personas anormales. Experimentaba un sentimiento amistoso especial hacia las personas enfermas y los tullidos. Siempre que entraba en el local alguien con labio leporino o aspecto tuberculoso le invitaba a una cerveza. O si el cliente era un jorobado o un lisiado grave entonces lo que le ofrecía era whisky..."
"El corazón es un cazador solitario" de Carson McCullers.
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